El Perú y su encrucijada

El 5 de junio a las 4 de la tarde, el país sabrá quién será su nuevo Presidente. Los peruanos elegiremos al "mal menor", como siempre lo hemos hecho desde 1990. Hoy en día, leemos en las redes sociales como la juventud participa activamente en política, aunque en muchas de esas expresiones solo se pueda observar opiniones hechas por impulsos irracionales.
El Perú ha venido creciendo económicamente de manera sostenida durante esta última década. La distribución de éste crecimiento se ha dado en los diversos estratos sociales a pesar de voces que indican lo contrario. Siempre hemos sido destructores de nuestro desarrollo. Nunca estamos conformes con  nada. Para nosotros solo es, blanco y negro. Si progresamos por qué progresamos, si retrocedemos por qué retrocedemos. Hasta cuándo seguiremos poniendo obstáculos a nuestro futuro.
Yo no trato de descubrir la pólvora, solo doy mi opinión. Para unos votar por Ollanta es la opción adecuada y para otros, lo es Keiko. ¿Acaso es válido hablar de democracia sin tener en cuenta la economía? Para mi, no. Debemos continuar por el sendero de una economía bien estructurada y planificada. Se tiene que cambiar ciertos aspectos que no han dado resultados, es verdad. Pero de ahí a decir que se tiene que reestructurar todo, es caer nuevamente en la demagogia y en el túnel negro en que muchas veces ha estado el país. Distribuyamos equitativamente la riqueza, mejoremos los diversos programas sociales, desarrollemos canales de comunicación y no excluyamos a la población rural del desarrollo logrado. La juventud actual no ha vivido en la época en que una empresa privada era expropiada por el Estado. No ha experimentado la forma de vida del trabajador y su familia en el cambio. Las diferencias son enormes ya que se confiscan libertades y beneficios. La administración se transforma en política y se terminan pagando favores a diestra y siniestra. Se comienza a utilizarlas como caja chica mientras dure su "auge". Para finalmente dejarlas en ruinas é inservibles cuando ya no sean útiles. Antes de votar miremos Venezuela y Cuba. Luego preguntémonos ¿Es el país que queremos?.

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